jueves, 22 de agosto de 2013

La infidelidad, ¿como los dientes postizos?

       Bruce Willis, Ashton Kutcher, Demi Moore, Rumer Willis Tallulah Willis.
                   Todos felices, compartiendo la vida civilizadamente.



Por. Juan Carlos Rueda Gómez - vamosenmovimiento@gmail.com

Diariamente corren ríos de tinta en los periódicos especializados en crónica roja informando sobre uxoricidios o simplemente sobre casos de violencia de género, de los cuales, el noventa y seis por ciento tiene como víctima a la mujer, generalmente porque su pareja tiene sospechas o ha comprobado su infidelidad.

Es que la infidelidad ha sido uno de los temas más importantes en la historia del ser humano. Pero hay casos de casos. En algunas culturas, generalmente influenciadas por dogmas religiosos muy radicales que consideran a la mujer como un objeto propiedad del hombre, o una simple extensión de su pene, el solo hecho de que una mujer mire a un hombre diferente a su esposo, hijo, padre o hermano, es causal de infidelidad y se castiga hasta con la lapidación en público.

En el otro extremo, hay culturas sumamente laxas con el tema. Cada día aumenta el número de parejas inmersas en el mundo swinger, es decir, que aceptan, generalmente gustosas, compartir a su pareja. Muchas lo hacen por satisfacer a su cónyuge, ya sea porque le aman en demasía o porque creen que “dándoles ese gustico”, evitan que les sea infiel.

Nuestra cultura, ancestralmente machista, es absolutamente radical en estos asuntos. Eso se refleja hasta en los cantos vallenatos, como el famoso “Santo Cachón”, de la autoría de Romualdo Brito e interpretada por Robinson Damián con Los Embajadores Vallenatos. Su estribillo principal dice:

Que te perdone yo, que te perdone
Como si yo fuera el santo cachón
Mira mi cara vé, yo soy un hombre
Y no hay que andar repartiendo perdón

Acaba de divulgarse la noticia de que el famoso actor Bruce Willis, el no sé cuantas veces “Duro de matar”, le prestó su casa de veraneo a su ex esposa, la actriz Demi Moore para que trate de salvar su matrimonio con Ashton Kutcher, el hombre por el cual lo dejó hace varios años.
Eso en Estados Unidos o Europa se toma como un acto civilizado, algo sumamente altruista de parte del ex marido de ella, que la sigue amando y no quiere que sufra. De paso, trata de mantener unida a la pareja para que tengan un hogar estable y armónico, lo que deriva en bienestar para las tres hijas que tuvieron Bruce y Demi, las cuales viven ahora con Demi y Ashton.

Trasladando el tema al plano local, abrí un debate en mi muro de Facebook. La mayoría ha opinado con humor y jocosidad. Otras personas han dado testimonios muy civilizados, mostrándose de acuerdo, como el caso de una reconocida esteticista barranquillera, que cuando vio el tema en mi muro, optó por llamarme al celular para contarme que su primer esposo, no solo es amigo de su actual pareja sino que les presta su cabaña, a la orilla del mar, para sus celebraciones más románticas.

Hay opiniones de personas que, en el muro escriben una cosa pero uno sabe que eso está en contraposición de lo que hacen o harían en la vida real.

Otros aplican una lógica sumamente fría y calculadora: “Lo más seguro es que Willis estaba tan cansado de la Moore, que Kutcher le hizo un favor (quitándosela) y se la puso full fácil. Ahora el hombre está agradecido por eso”

También hay quienes opinan con una gran carga de humor, aunque un poco perogrullezca: “la vieja dejó al viejo por un pelao. El pelao se la hizo a la vieja con una pelada. El viejo presta la casa pa’ que conquiste de nuevo al pelao después de haberlo pillado en tremenda orgía con testigos y todo. La vieja era la actriz que más ganaba y el pelao no valía tres tiras. Se metió con la vieja y se pegó tronco e’ cotizada. Ahora la vieja es la que no vale tres tiras…y colorín colorado…jajaja”

Para algunos, la cosa va mucho más allá, como el que dice: “Muy civilizados…open mind…si todos pensáramos así, habría menos guerras”.

O el caso de una joven, que indulgentemente dice: Pienso que todavía la ama y por eso hace esto... No le prestaría la casa a mi ex si no sintiera cariño por él. Sin sentir cariño por lo menos, y por otra parte, no solo se la prestó, se la prestó para que se reconciliara con su esposo actual. Solo puedo concluir algo, le importa su felicidad y en algo la aprecia.

A estas alturas cabe preguntarse: ¿Si tanta gente piensa así, por qué cada día hay más crímenes pasionales?

Todos los días escuchamos en nuestro entorno expresiones como: “La mató porque no soportó verla con otro”. “Es que él la amaba mucho y no podía vivir sin ella”. “No aceptaba que otro le terminara de criar sus hijos”. “Él decía que ella era el amor de su vida, y que si no era para él no era para nadie”.

¿Será entonces que quienes están de acuerdo con lo que hizo Bruce Willis simplemente están dando públicamente una opinión políticamente correcta?

A estas alturas del partido, no puedo evitar acordarme de un amigo que tiene en su haber uno de los descubrimientos más espectaculares que he conocido.

Él es abogado de una prestigiosa universidad, bien parecido, de apellidos prestantes, aunque venidos a menos, casado con una mujer bellísima, profesional también. Su único problema es la escasa vocación que tiene para el trabajo.

Aprovechando sus buenas relaciones, consiguió que a su esposa la emplearan en una multinacional que opera en esta ciudad. Aunque el cargo no correspondía al perfil profesional de ella, el sueldo alcanzaba para sostener la familia sin que él tuviera que esforzarse en producir.

Al poco tiempo de estar ella laborando, llegó un nuevo gerente a la empresa y enseguida quedó flechado con la esposa de mi amigo, que se desempeñaba como secretaria recepcionista. De inmediato pidió su hoja de vida y al darse cuenta de que ella es administradora de empresas, la nombró asistente de gerencia, triplicándole el sueldo, claro. Esto llenó de felicidad a mi amigo porque ahora sí tiene todo el tiempo disponible para dormir hasta las diez de la mañana, darse bsus gustos de gourmet, ir a un buen gimnasio, jugar dominó con sus amigos tomando buen whisky y comprar su abono en occidental numerada para ver al Junior.

También está feliz porque su esposa cada rato llega con algún aparato nuevo a la casa, incluyendo una cama king size, televisor lcd, equipo de sonido y computador de última generación, en fin, todas la comodidades de un hogar moderno.

Por eso a él no le importa que con mucha frecuencia, demasiada tal vez, su esposa tenga que trabajar hasta las tres o cuatro de la mañana o viajar los fines de semana con su jefe a laborar en las sucursales que la empresa tiene en otras ciudades. Eso sí: el nuevo gerente es tan considerado que la lleva hasta la puerta de la casa, sea la hora que sea y sin importar qué tan cansados lleguen de alguno de los viajes.

Una tarde, hace un par de meses, mientras jugábamos dominó en la cómoda terraza de su casa, al preguntarle por su mujer, nos contó que ella estaba haciendo su primer viaje internacional ayudando a su jefe en la apertura de una sucursal en Panamá y que estaría ocho días fuera del país, lo cual los llenaba de mucha felicidad.

Fue en ese momento cuando otro de nuestros contertulios habituales, poco sutil, por cierto, hizo la pregunta que todos quisimos hacer siempre:

___Hey, loco, ¿tú como te aguantas esa vaina, llave…tú eres idiota o qué?

___¿Cómo me aguanto qué, de que hablas? Respondió nuestro anfitrión con cara de extrañeza.

___¡Echeeeeee! ¿Te parece poco que tu mujer se la pase viajando todos los fines de semana con su jefe…y que cuando están aquí, te la trae a las tres o cuatro de la mañana y la despide de piquito en la puerta de tu casa, no jodaaaaa…tú tienes sangre de morrocoyo o qué? Abre el ojo, que ya no te cabe un cacho más en la frente.

Nuestro amigo agarró la botella de whisky y todos nos alarmamos pensando que se la lanzaría al que lo estaba cuestionando tan duramente. Pero no fue así. Con toda la tranquilidad, nos sirvió un trago a cada uno y nos dio a conocer su gran descubrimiento:

___La verdad es que todo depende de la forma en que uno perciba las cosas, cuadro. Yo he llegado a la conclusión de que los cachos son como los dientes postizos…

Al unísono lo interrumpimos:

___¿Cóooomooo?

__Así es es…al principio duelen, incomodan…hasta quitan el sueño, ¿saben? Pero uno después se acostumbra y hasta come con ellos. ¡Pilas todos que tengo el cierre en la mano!

Y efectivamente. Soltó el cinco y tres, cerró el juego y nos dejó viendo un chispero.

Era inevitable para mí convertir esta historia en canción. De ahí salió uno de los pocos vallenatos que he compuesto, eso sí, el más vivencial de todos, que todavía está inédito:

Yo tengo un amigo muy estudiado
yo tengo un amigo muy estudiado
al que ni siquiera buscan para ponerlo a celar
qué vaina, que vaina
después de tanto estudiar
en cipote universidad

Yvoy a contarles cómo hizo
el hombre del que estoy hablando
para descubrir
que los cachos
los cachitos
son exactos
igualitos
a los dientes postizos

Eso no puede ser
¿Que no?
Ahorita lo van a ver

Resulta que su mujer
joven y de muy buen ver
trabaja como asistente
de gerencia en una empresa multinacional
y en cumplimiento de su deber
a ella le toca viajar
de sucursal en sucursal
en compañía de su jefe, claro está
incluyendo los fines de semana
para justificar el sueldazo que se gana

Maluco el bejuco
maluco el bejuco
huele a quemao
huele a quemao

De cada viaje regresa con un regalito nuevo
luce ropa de marca con zapatos y cartera que hacen juego
ya remodeló la casa y le puso aire central
cambió muebles y cortinas y le puso aire central


¿Qué opinaría Bruce Willis si llegara a conocer algún día esta historia o a escuchar mi canción.?

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