El consorcio de empresas formado por Germaine de Capuccini, Ferro, Petroplast y la alianza ainia-AIMPLAS han desarrollado el primer envase biodegradable para productos cosméticos.
El prototipo se fabricó a partir de materias procedentes de fuentes renovables, en concreto de almidones de maíz, remolacha y azúcares. Así, a través de procesos fermentativos y la utilización de microorganismos, se han obtenido distintos materiales biodegradables con diversas propiedades que se han mezclado para formar el nuevo envase biodegradable.
Tras dos años de investigación, los participantes del proyecto esperan que el biotubo obtenido se convierta en materia orgánica en menos de seis meses, y pueda ser tratado en una planta de compostaje.
El proceso de biodegradación se inicia en contacto con microorganismos en condiciones de compostaje, que encuentran en estos materiales fuente de carbono para vivir. De esta manera se plantea una alternativa a la gestión medioambiental de los residuos de envases cosméticos, basada actualmente en el reciclado
A través de la combinación de distintos materiales biodegradables se está trabajando por primera vez en el reto de que el envase perdure durante todo el largo ciclo de vida de un producto cosmético, estimado en tres años.
A su vez, se ha conseguido mantener las propiedades de las cremas cosméticas, incorporando para ello funciones que permiten preservar el aroma y proteger el producto de humedad, evitando la pérdida de peso del producto. El biotubo es totalmente flexible, igual que los envases convencionales de cremas.
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