¿Cómo sostener la copa?, ¿cómo examinar los matices del vino?, ¿de qué manera ha de ‘moverse’ en boca al degustarlo?...
‘Probar, gustar algo para examinar su sabor o sazón’. Ésta es la definición que la Real Academia Española nos ofrece si buscamos el término ‘catar’. Algo que, dicho así, parece realmente sencillo, pero que, en muchas ocasiones comporta tras de sí todo un ‘ritual’ con sus reglas propias. Y es que, deteniéndonos como ejemplo en el caso del vino, parece obvio que no es lo mismo degustar un buen vino en un vaso de plástico que hacerlo en una copa de cristal fino; introducirlo en boca según ha salido de la botella o hacerlo habiéndose oxigenado primero, etc.
A continuación te ofrecemos un pequeño decálogo muy simple, por si un en momento dado te ‘enfrentas’ a la cata de uno o varios vinos y no sabes muy bien por dónde empezar:
1. Llenar aproximadamente un tercio de la copa con el vino a la temperatura adecuada.
2. Sostener la copa por la base (para no calentar el líquido con la mano) y elevarla a la altura de los ojos.
3. Inclinar la copa sobre fondo blanco (puede ser, por ejemplo, una servilleta blanca) y examinar el vino con la visión más perpendicular posible.
4. Sin agitar el vino en la copa acercarlo a la nariz y realizar dos o tres inspiraciones lentas y profundas.
5. Rotar la copa con velocidad y volver a oler de la misma forma.
6. Poner un pequeño trago en la boca e impulsarlo para que recorra toda la cavidad bucal.
7. Manteniendo el vino en la boca, absorber el aire y expulsarlo por la nariz.
8. Escupir el vino una vez pasados unos segundos.
9. Memorizar las sensaciones (aromáticas, etc) del paso por boca del vino.
10. Juzgar dichas sensanciones y expresarlas, poniéndolas en común con el resto de catadores.
Describir las características organolépticas de los vinos con la ayuda de un vocabulario preciso y abundante potencia el encuentro del hombre con el vino.
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