viernes, 25 de abril de 2014

El cambio climático, lo peor está por venir

El informe que presentó la ONU es la investigación más grande que se ha hecho de este fenómeno. Colombia no queda bien parada.




 Nadie en este planeta se va a salvar de los impactos del cambio climático”, dijo Rajendra Pachauri cuando presentó el quinto informe mundial sobre el calentamiento global la semana pasada en Yokohama, Japón. El informe elaborado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático que él dirige es el  más completo que ha hecho la humanidad sobre este tema. Participaron 500 científicos de 70 países y fueron consultados más de 12.000 estudios. Por eso las conclusiones contenidas en sus 2.600 páginas han consternado al mundo.  “Abrumador”,  “alarmista”, “apocalíptico”, “irreversible” han sido algunos de los calificativos que le ha dado la prensa internacional.
 
El informe sostiene una verdad que solo ahora es irrefutable. Como dijo el secretario de la Organización Mundial de Meteorología, Michel Jarraud “ya no hay ninguna duda de que el clima está cambiando y que el 95 por ciento de este cambio se debe a las actividades humanas”. Esta conclusión,  que parece obvia, es uno de los mayores aportes del estudio pues hasta hace muy poco presidentes, ministros y gerentes todavía debatían si el calentamiento global existía y si la depredación del hombre a la naturaleza era lo que lo provocaba.


 
Como el clima pareciera estar “enloqueciendo”, los escépticos son cada vez menos. Colombia padece en la actualidad sequías e incendios que han conmovido al país, pero el mundo no está mejor. El tifón Haiyan arrasó kilómetros en Filipinas y produjo la muerte de cerca de 10.000 personas. En Oklahoma se presentó el peor tornado que se ha visto en Estados Unidos, en Siria, Jordania e Israel nevó como nunca antes, Europa sufrió enormes inundaciones y Australia acaba de registrar el año más caluroso de su historia. El informe sostiene que en efecto 13 de los 14 años más cálidos se han producido en el siglo XXI y agrega que casi todos esos fenómenos climáticos eran predecibles.
 
El estudio tiene importantes conclusiones. Asegura que por cuenta del clima los conflictos armados aumentarán, que en el futuro escaseará la comida y el agua y que muchas especies y ecosistemas simplemente desaparecerán (ver recuadros).  Uno de los capítulos que más ha llamado la atención es el impacto que tiene en los océanos, pues prueba que este fenómeno ha alterado la vida marina más rápido que los 65 millones de años de evolución.
 

Esos cambios de clima afectarán principalmente a los países más pobres (ver mapa) y como dijo Simon Maxwell, director de la junta de la Alianza Clima y Desarrollo en la revista SEMANA Sostenible, “Latinoamérica, sin lugar a dudas, será uno de los más golpeados”.  El informe alerta que los principales ríos de Colombia han reducido sus caudales y señala que el país está entre los diez más vulnerables del mundo a la pérdida de la pesca, lo cual es grave porque millones de sus habitantes tienen en esta su principal fuente de alimentación. Además, sostiene que el 30 por ciento de la población vive en zonas costeras, muy vulnerables a eventos extremos del clima.
 
La ONU ya había alertado hace unos años que por su posición geográfica Colombia es el tercer país del mundo más vulnerable al cambio climático. “Este informe evidencia que situaciones como la sequía del Casanare no son una emergencia momentánea. Hoy son los chigüiros, pero mañana serán los seres humanos”, sostiene la ambientalista Claudia Martínez. El país ya sabe los costos de no prepararse para eventos climáticos. El invierno de  2010 dejó 150 personas muertas y 1,5 millones sin hogar. “La factura del cambio climático ese año no fue nada despreciable: cerca de 11 billones de pesos, que equivalen casi el 2 por ciento del PIB de 2011”, sostiene la exviceministra de Ambiente, Adriana Soto.
 
Pero no todo es apocalíptico. Según el informe “la región es considerada como un jugador clave en la economía mundial por el rol que juegan Colombia, Brasil y Chile”.  Al país todavía le falta mucho para prepararse para lo que viene, pero ha dado pasos importantes. A raíz de las inundaciones se creó un Fondo de Adaptación que tiene la tarea de hacer las obras que se necesitan para que esa tragedia no vuelva a suceder. El informe también destaca el proyecto de ganadería silvopastoril que busca hacer más eficiente esa actividad para que las vacas no ocupen las 38 millones de hectáreas de hoy y un sistema piloto para atender enfermedades que aumentan en los cambios del clima como la malaria. Ciudades como Cartagena y departamentos como San Andrés y Huila ya han empezado a construir sus planes de adaptación a los cambios de clima. 
 
Colombia tiene otra enorme ventaja y es que sus parques naturales ocupan el 12 por ciento del territorio y esa cifra podría duplicarse en los próximos años. “Las áreas protegidas han demostrado ser la manera más eficiente para manejar la mitigación y la adaptación al cambio climático”, explica la directora de Parques Nacionales, Julia Miranda. Científicamente está demostrado que tener áreas bien conservadas logra que los ecosistemas soporten los extremos climáticos. La naturaleza está tan conectada (ver recuadro) que la protección de los manglares y los corales del Caribe es indispensable para que no se derrita el Ártico. Por eso la declaratoria de las 42.000 hectáreas del páramo de Santurbán que acaba de hacer la ministra de Ambiente, Luz Helena Sarmiento, no solo es fundamental para esa región sino clave para el país.
 
El ecologista James Lovelock, famoso por haber creado la teoría de Gaia, dijo a propósito de este informe que quizá su mérito es que “los ambientalistas han dejado de ser una minoría, porque hoy la mayoría se preocupa por el planeta, y eso hace más difícil que nunca encasillarlos”. 


 
Por el pasado informe, el panel intergubernamental ganó el Premio Nobel de la Paz. Y el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore recibió la misma distinción por haber enarbolado la causa del clima. Aun así el mundo no se ha puesto de acuerdo en lo que tiene que hacer para frenar lo que se viene, y no tiene mucho que mostrar en esa lucha. A pesar de que ya no hay duda de que el futuro no pinta nada bien.
 
Las próximas guerras
 
“El cambio climático, indirectamente, puede incrementar el riesgo de conflictos violentos y las guerras civiles”, sostiene el informe. Las sequías, las inundaciones y las fuertes tormentas no crearán guerras automáticamente, pero multiplicarán las amenazas económicas, políticas y religiosas que las producen. Hoy incluso se habla de “los desplazados del clima”, millones de personas que han tenido que migrar por catástrofes naturales. Se estima que en 2050 Bangladesh tendrá 50 millones de estos desplazados. En Colombia ya hay miles de ellos como los habitantes de Manatí (Atlántico) que siguen viviendo en carpas por cuenta del invierno de 2010. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha dicho que el conflicto de Darfur, Sudán, se debe también a problemas ecológicos: las lluvias cayeron en más de un 40 por ciento y el famoso economista Jeffrey Sachs atribuye la violencia en Somalia a una “volátil mezcla de falta de agua y alimentos”.
 
Un mundo hambriento
 
El calentamiento global hará que en algunos años la producción de alimentos no alcance para alimentar a toda la humanidad. Por eso, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong King, aseguró que en cinco o diez años los principales conflictos serán por hambre y sed. El informe sostiene que en países del trópico, como Colombia, la pesca disminuirá hasta un 60 por ciento. El documento agrega que si la temperatura aumenta dos grados centígrados los cultivos de maíz, trigo y arroz caerán dramáticamente. Para 2050 los precios de los alimentos se habrán duplicado y en Colombia el 80 por ciento de los cultivos se verán afectados.  Por eso, Rafael Mejía, presidente de la Sociedad Colombiana de Agricultores, ha dicho que el cambio climático ya es un problema en el país. 
 
El efecto mariposa
 
Los chinos decían que “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo”. Los impactos del cambio climático le han dado a ese proverbio la razón. El informe muestra cómo un 80 por ciento de la contaminación que llega a la Antártida proviene de Sudamérica. Esta semana un informe del Instituto Agustín Codazzi señaló que la degradación de los páramos en el Cocuy era la causa probable de la sequía que sufre Paz de Ariporo en Casanare. Al otro lado del océano, las autoridades del Reino Unido pidieron a sus ciudadanos no salir a la calle pues nubes movidas por los flujos de vientos alisios venían cargadas de polvo contaminado del Sahara que cubría las ciudades de smog.
 
S.O.S al amazonas
 
La Amazonia será una de las principales víctimas de los cambios del clima, según el informe. Se estima que en el mayor bosque que tiene el planeta las lluvias se reducirán en un 50 por ciento para 2050, de acuerdo al Global Canopy Project. Otro estudio reveló que en 2030 más de la quinta parte de la selva colombiana no existirá. Para Wendy Arenas, directora del proyecto Amazonas 2030, el informe es una alerta. “La Amazonia juega un papel crítico pues regula una parte importante de las lluvias de América Latina. Incluso la humedad de los páramos de los Andes depende de ella”, explica.


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